Síguenos en
Search The Query

Despersonalización: Cuando yo no soy yo

La despersonalización es una alteración de la percepción o experiencia subjetiva que nos hace sentir como si no fuéramos los protagonistas de nuestros propios sucesos, como si estuviéramos viendo nuestra vida pasar desde una perspectiva ajena. Esta sensación de desconexión con uno mismo puede ser extremadamente desconcertante y puede ocurrir cuando estamos padeciendo otros trastornos psicológicos, como por ejemplo, los trastornos de ansiedad.

Al igual que sucede con la desrealización, un fenómeno similar que implica sentir que el mundo exterior no es real, la despersonalización puede ser un trastorno difícil de entender para quienes no lo han experimentado. Además, debido a la naturaleza de sus síntomas, podría llegar a confundirse con algunos trastornos psicóticos, lo que puede complicar su diagnóstico.

Por ello, el objetivo de este artículo es proporcionar una definición clara de qué es la despersonalización, aclarar porqué se manifiesta en situaciones de elevado estrés emocional como los ataques de pánico, diferenciarlo de otros trastornos psicóticos con los que podría confundirse, explicar cuáles son las causas más frecuentes que pueden desencadenarlo y exponer cuál es el tratamiento más adecuado para enfrentarlo.

¿Qué es la despersonalización?

Según el DSM-5, el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, la despersonalización se define como una sensación de separación o desapego de uno mismo. Este sentimiento recurrente puede manifestarse en diversas formas, dando lugar a una serie de experiencias que pueden ser desconcertantes para el individuo. La persona que experimenta despersonalización puede tener la sensación de ser un observador externo de su propia vida, en lugar de ser el protagonista activo de sus propias experiencias. Este fenómeno puede resultar en una sensación de estar desconectado de su propia existencia, como si estuviera viviendo en un sueño o viendo su vida a través de una pantalla. No es raro, por ejemplo, que las personas describan la sensación de estar viendo su vida desde una perspectiva en tercera persona, como si estuvieran viendo una película de su propia vida.

Del mismo modo que pasaba con la desrealización, es una alteración pasajera de la percepción. Los síntomas más comunes son los relacionados con los sentimientos de que lo que estamos viviendo no es parte de nuestra vida. Por ello, se llama trastorno de despersonalización porque las personas sienten que pierden su identidad. Las manifestaciones más comunes son:

  • Sentir que lo que nos está pasando es parte de un sueño.
  • Sentir que estamos observando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestro cuerpo, etc. desde afuera, es decir, podríamos llegar a sentir que estamos siendo espectadores de nuestra vida.
  • Sentir que nuestro cuerpo está distorsionado. Por ejemplo, vernos las manos y/o los pies alterados en su tamaño.
  • Sentir que los recuerdos que tenemos no son nuestros propios recuerdos.
  • Sentir que somos robots o autómatas sin sentimientos y sin emociones.

Sierra-Siegert (2008) destaca que los síntomas de la despersonalización son: pensar que nuestro cuerpo no es nuestro, sentir que somos autómatas, tener la sensación de no estar presentes en nuestro propio cuerpo o sentir que nuestro cuerpo está distorsionado.

Se trata de una alteración bastante común ya que algunos estudios (como por ejemplo el de Burón, Jódar y Corominas, 2004) manifiestan que hasta el 70% de la población general puede experimentarlo alguna vez en la vida.

Cómo se manifiesta en un ataque de pánico y porqué.

La despersonalización, similar a la desrealización, puede manifestarse como un trastorno independiente conocido como Trastorno de despersonalización/desrealización. Sin embargo, es importante destacar que a menudo surge durante el desarrollo de otros trastornos. Algunos ejemplos prominentes de estos trastornos incluyen el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático, y otros trastornos disociativos.

Al igual que ocurre con la desrealización, en numerosas ocasiones, la despersonalización se reconoce como un mecanismo de defensa natural que emplea nuestra mente. En situaciones de estrés extremo, como durante un evento traumático, nuestra mente puede optar por “desconectarnos” de la realidad. Este fenómeno fascinante es un intento de nuestra psique para protegernos y minimizar, en la medida de lo posible, nuestro sufrimiento. Este mecanismo de desconexión puede ser visto como una forma de autopreservación psicológica en respuesta a experiencias traumáticas o abrumadoras.

Cuando la despersonalización se produce en el transcurso de los trastornos de ansiedad esta despersonalización no suele estar relacionada con el acontecimiento de un suceso traumático. Como sabemos en la ansiedad lo que ocurre es que vivimos como traumáticos sucesos que no lo son o que no son tan traumáticos como pensamos. Por ello, cuando estamos viviendo un ataque de pánico y nos ocurre la despersonalización nos perjudica más que ayudarnos. Nuestra mente piensa que sí existe un trauma y activa todos los mecanismos de defensa que tiene a su alcance, en este caso la despersonalización.

Es importante destacar que, la despersonalización puede aparecer hasta en el 69% de las personas que tienen trastornos de ansiedad (Burón, Jódar y Corominas, 2004). Se podría decir, por lo tanto, que es un síntoma bastante común en los trastornos de ansiedad.

Por ejemplo, imaginemos a una persona que experimenta una sensación de ansiedad intensa cuando se enfrenta a la necesidad de viajar en metro. Esta persona podría vivir los síntomas de la despersonalización durante su viaje. Imaginemos que, mientras está en el metro, comienza a percibirse a sí mismo como si estuviera flotando, como si estuviera observando su cuerpo desde una perspectiva externa. Podría percibir sus extremidades de una manera distorsionada, como si no fueran realmente parte de su cuerpo, o podría dejar de sentir emociones, como si estuviera desconectado de ellas. En este contexto, estas experiencias no serían adaptativas y podrían resultar muy perturbadoras. Además, esta persona, al empezar a experimentar estos extraños y desconcertantes síntomas, podría llegar a pensar que está perdiendo la razón, lo que a su vez podría intensificar su ansiedad. Al igual que en el caso de la desrealización, esta persona podría verse atrapada en un círculo vicioso de ansiedad y despersonalización, donde cada uno de estos elementos se alimenta y amplifica al otro.

¿La despersonalización puede ser similar a la esquizofrenia u otros trastornos psicóticos?

Como hemos mencionado anteriormente, cuando empezamos a percibir la realidad de una manera distorsionada, podemos llegar a pensar que estamos perdiendo la cordura y que estamos siendo víctimas de un brote psicótico o de algún otro trastorno psicótico. Este miedo a la pérdida de la realidad puede ser abrumador y generar gran angustia. Sin embargo, es importante subrayar, como ya mencionábamos en el caso de la desrealización, que existen dos diferencias fundamentales que nos ayudan a discernir entre una y otra.

En los trastornos psicóticos se presentan delirios y alucinaciones, que son alteraciones perceptivas de la realidad que el individuo vive como si fueran verdaderas. Sin embargo, en la despersonalización, a pesar de la distorsión de la realidad que se experimenta, existe una conciencia clara de que lo que está ocurriendo no es real. Esta conciencia de la distorsión de la realidad no está presente en los trastornos psicóticos, lo que acaba confirmando la presencia de un trastorno de despersonalización frente a un trastorno psicótico.

Trastornos de personalidad: tipos, síntomas tratamiento 4 Min Read

Causas de la despersonalización

La despersonalización y la desrealización pueden tener diferentes causas y son muy similares. A continuación, mencionamos las más frecuentes:

  • Enfermedades médicas como, por ejemplo, migrañas, cefalea, traumatismos craneoencefálicos, etc.
  • Consumo de sustancias (alucinógenos, cannabis, etc.) y la abstinencia del consumo de sustancias después de un periodo de consumo.
  • En algunos trastornos de sueño como, por ejemplo, personas que duermen poco.
  • En el transcurso de algunos trastornos de ansiedad como el ataque de pánico o el trastorno de estrés postraumático.
  • Haber sufrido un trauma. Como se ha mencionado, cuando vivimos un suceso traumático, ya sea físico o psicológico, nuestra mente genera unos mecanismos de defensa, en este caso la despersonalización, como método de protección. Lo que se pretende es “desconectarnos” de la realidad.

Burón, Jódar y Corominas (2004) también mencionan que pueden aparecer cuando estamos fatigados, cuando hemos estado mucho tiempo sin dormir, cuando tomamos algunos fármacos (como los antihistamínicos o los anestésicos), cuando consumimos tóxicos, cuando estamos viviendo una situación que pone en peligro nuestra vida, etc.

EMDR Online

¿Existe tratamiento para la despersonalización?

La despersonalización generalmente ocurre en respuesta a la ansiedad. Se manifiesta como un mecanismo de defensa que el cuerpo genera para protegerse en momentos de estrés o trauma. Por lo tanto, es razonable esperar que si la ansiedad disminuye, los síntomas de la despersonalización también deberían disminuir. Si la ansiedad desaparece y ya no percibimos la existencia de un trauma, no necesitaremos este mecanismo de defensa y, como resultado, los síntomas de la despersonalización deberían desaparecer.

En ciertos casos, el trastorno de despersonalización puede manifestarse por sí solo, es decir, puede ocurrir el Trastorno de despersonalización/desrealización sin ser causado por ansiedad, depresión u otros eventos estresantes o psicopatologías. En estas situaciones, la intervención se centra en ayudar a la persona a superar el miedo constante de “volverse loco”. El enfoque principal en este caso es explicar los mecanismos de la despersonalización y enseñar técnicas de relajación. Aunque la despersonalización no sea causada por la ansiedad, los síntomas de la despersonalización pueden generar ansiedad, lo que puede ser muy perjudicial y puede interferir con la vida cotidiana de las personas que sufren de este trastorno.

En numerosas ocasiones, las personas pueden comenzar a experimentar ansiedad por el simple pensamiento de que la despersonalización pueda aparecer. Tienen miedo de “volverse locos” y de experimentar los síntomas de la despersonalización. Este miedo genera ansiedad y, como hemos mencionado anteriormente, la ansiedad puede precipitar la aparición de los síntomas de la despersonalización. Por lo tanto, es importante enseñar técnicas de relajación y también instruir sobre cómo controlar los síntomas una vez que han aparecido. Por ejemplo, una persona que está experimentando los síntomas de la despersonalización podría mirar sus manos, repetir su nombre varias veces, entre otras acciones, todo ello con el objetivo de reconectar con la realidad.

Visita relacionarse.com

Desmontando los mitos sobre la depresión y cómo combatirla

La depresión, una de las enfermedades mentales más reconocidas y tristemente mal entendidas, está frecuentemente rodeada de una serie de estereotipos y malentendidos que pueden dificultar la búsqueda y recepción de tratamiento adecuado para aquellos que la padecen.

Estos estereotipos y preconceptos pueden ser increíblemente perjudiciales, ya que no solo perpetúan el estigma asociado con la enfermedad, sino que también pueden hacer que las personas que sufren de depresión se sientan incomprendidas y aisladas, lo que puede empeorar los síntomas.

Por eso, en el artículo de hoy, nos proponemos abordar este tema crucial con la esperanza de esclarecer qué es realmente la depresión. Hablaremos en profundidad sobre la importancia de desmontar los numerosos mitos que existen alrededor de este trastorno y de aclarar algunas verdades fundamentales sobre la misma.

Además, proporcionaremos una serie de consejos prácticos y efectivos que pueden ayudar a combatir la depresión y a mejorar la calidad de vida de quienes la sufren. Nuestro objetivo es proporcionar una visión integral y correcta de la depresión para que aquellos que la padecen puedan recibir el apoyo y la ayuda que necesitan.

¿Qué es la depresión?

Como ya hemos discutido con detenimiento en otros artículos, la depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por una serie de síntomas que pueden interferir significativamente en la vida diaria de la persona que lo padece. Estos síntomas pueden incluir sentimientos intensos de tristeza, soledad, falta de energía, culpa, una sensación de inutilidad o incapacidad para lograr los objetivos propuestos, entre otros. Además, una característica distintiva de este trastorno es la incapacidad de la persona para disfrutar de las cosas que normalmente le agradan o le rodean, lo que puede llevar a un aislamiento aún mayor.

Existen varios tipos de trastornos depresivos que pueden variar en gravedad y síntomas. Algunos de estos incluyen el trastorno de depresión mayor, trastorno depresivo persistente o distimia, trastorno de desregulación destructiva del estado del ánimo, entre otros. Cada uno de estos trastornos tiene sus propias características y puede requerir diferentes enfoques de tratamiento.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª edición (DSM-5, APA, 2013), la depresión se define como un trastorno en el que la persona puede presentar todos o algunos de una serie de síntomas específicos. Estos incluyen un estado de ánimo depresivo, pérdida de interés o placer en actividades que antes disfrutaba, cambios significativos en el peso o en el apetito, alteraciones en los patrones de sueño (como dormir demasiado o muy poco), fatiga o falta de energía, sentimientos de culpa o de inutilidad, dificultades para concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

¿Por qué es importante desmontar los mitos sobre la depresión?

Como se mencionó brevemente en la introducción, la depresión es uno de los trastornos mentales que más se ven envueltos en una maraña de estereotipos y malentendidos. Esta prevalencia de equívocos y prejuicios a menudo resulta en que las personas afectadas no busquen, o incluso eviten, el tratamiento necesario para manejar y superar esta afección. De hecho, existen innumerables mitos y concepciones erróneas sobre la depresión que están profundamente arraigados en la sociedad.

Estos estereotipos y mitos, desafortunadamente, contribuyen a un estigma social que puede hacer que las personas que sufren de depresión se sientan avergonzadas o culpables por su condición. Este sentimiento de vergüenza o culpa, a su vez, puede impedir que estas personas busquen ayuda y, por lo tanto, no reciban el tratamiento necesario para atenuar, controlar o superar los síntomas de la depresión.

En el siguiente apartado, abordaremos algunos de los mitos más comunes y extendidos sobre la depresión. Desmitificaremos estas concepciones erróneas y proporcionaremos una perspectiva más precisa y comprensiva sobre esta seria afección.

Algunos mitos sobre la depresión

  • La depresión es solo una forma de debilidad o falta de voluntad. Las personas con depresión no tienen depresión porque quieren, por lo tanto, no podemos hablar de falta de voluntad y más cuando las personas afectadas estarían encantadas de no tener este trastorno.
  • La depresión es solo tristeza. Como hemos visto en el apartado donde definimos la depresión, la tristeza es uno de los síntomas. Sin embargo, hay muchos otros como, por ejemplo, la pérdida de energía o la falta de apetito.
  • La depresión solo afecta a las personas mayores. Según diferentes estudios, es un trastorno que puede afectar tanto a personas mayores como personas jóvenes. Además, cada vez afecta más a estos últimos. El DSM-5 (APA, 2013) establece que la prevalencia es tres veces mayor en personas de 18 a 29 años que en personas mayores de 60 años. Por lo que este mito quedaría totalmente refutado.
  • La depresión solo es un problema de mujeres. Aunque es cierto que los estudios de prevalencia concluyen que es más frecuente en mujeres, esto no quiere decir que no se produzca en hombres. Es decir, es un trastorno que afecta a personas de ambos sexos.
  • La depresión se cura con fuerza de voluntad. Ojalá fuera tan fácil y se curara con tan solo fuerza de voluntad. En la práctica no es así. Requiere de mucho trabajo por parte de la persona afectada y diferentes terapias que en muchas ocasiones requieren la combinación de intervenciones psicológicas y medicación.
  • Es un trastorno que dura toda la vida. Con un correcto tratamiento, la persona puede recuperar su salud mental. Eso sí, para ello es necesario tener un diagnóstico y un tratamiento adaptado a las necesidades de la persona afectada.

Verdades sobre la depresión

Por lo que, si deshacemos los mitos anteriores, nos encontramos con las siguientes verdades o afirmaciones:

  • La depresión, que es una enfermedad mental reconocida por la comunidad médica, requiere un abordaje terapéutico adecuado y oportuno para su correcto manejo.
  • Aunque comúnmente asociada con la tristeza, la depresión puede manifestarse en una variedad de formas, incluyendo anhedonia (pérdida de interés o placer en actividades que solían disfrutarse), dificultad para concentrarse, cambios en el apetito y sueño, entre otros.
  • Aunque puede afectar a cualquier individuo, sin importar su edad o género, algunos grupos pueden estar en mayor riesgo debido a una variedad de factores, incluyendo genéticos, hormonales, ambientales, entre otros.
  • La depresión puede tener una serie de causas, que van desde factores biológicos como desequilibrios químicos en el cerebro, hasta causas psicológicas como el trauma, y factores sociales como la soledad o la falta de apoyo social.
  • Afortunadamente, la depresión puede tratarse eficazmente con una combinación de terapia y medicamentos, lo cual permite a muchos individuos vivir vidas saludables y productivas.

Consejos para combatir la depresión

Para poder combatir la depresión, es necesario trabajar en lo siguiente:

  • Buscar ayuda profesional. Es necesario que busques un profesional de la salud mental con el objetivo de que pueda establecer un correcto diagnóstico y pueda diseñar un tratamiento eficaz. En ocasiones se combinan la terapia psicológica y la farmacológica (medicamentos).
  • Cuidar el cuerpo y la mente. Es importante cuidar tanto el cuerpo como la mente. En los tiempos que corren nos solemos preocupar mucho del aspecto físico, pero no prestamos tanta atención al área psicológica. A modo de prevención es necesario ocuparnos de los dos.
  • Establecer una red de apoyo. Es relevante también que contemos con un buen círculo social o una buena red de apoyo con el objetivo de que nos acompañen durante la recuperación. Las personas de tu alrededor podrían ayudarte en el proceso. Te dejamos un artículo titulado “¿Qué puedo hacer para ayudar a una persona con depresión?” que puede ser útil para familiares y amigos de personas afectadas por este trastorno.
  • Realizar actividades gratificantes y placenteras. Con el fin de lograr bienestar, llevar a cabo actividades que nos agradan será fundamental para, por un lado, sentirnos bien y, por otro lado, tener la mente ocupada y no pensar en exceso en aquellas cosas que nos generan malestar.

Para resumir, la depresión es una enfermedad mental que se caracteriza principalmente por una profunda tristeza, una notable falta de energía y una disminución en el deseo de realizar actividades cotidianas. Esto puede verse agravado por una serie de síntomas adicionales como cambios en el apetito, dificultad para concentrarse, insomnio o hipersomnia, entre otros.

Además, la depresión es un trastorno que está rodeado de muchos estereotipos y malentendidos, lo que a menudo dificulta su correcta prevención y tratamiento. Estos estereotipos pueden llevar a las personas a ocultar sus síntomas, a no buscar ayuda cuando la necesitan e incluso a no reconocer que tienen un problema.

Esta es una de las razones por las que es absolutamente necesario que la sociedad en general tome conciencia de la importancia de la salud mental. Debemos entender que la depresión es una enfermedad real y grave que necesita ser tratada con la misma seriedad que cualquier otra enfermedad física.

En este contexto, la psicología juega un papel crucial. No sólo puede proporcionar herramientas efectivas para el tratamiento de la depresión, sino que también puede contribuir a su prevención mediante la promoción de una buena salud mental. El objetivo de la terapia siempre será lograr un estado de bienestar mental y emocional.

En relacionarse.com, pioneros en terapia online, estamos comprometidos con este objetivo. Contamos con un equipo de profesionales altamente cualificados y dispuestos a ayudarte a superar la depresión y a alcanzar un estado de bienestar. No dudes en contactarnos si necesitas ayuda.

Cómo poner límites saludables en una relación y respetarlos

El establecimiento de límites en la relación siempre ha sido un aspecto de vital importancia que contribuye a la construcción de relaciones saludables y, por ende, a la promoción de una buena salud mental. Sin embargo, en muchas ocasiones, enfrentamos dificultades para identificar cuáles son los límites saludables que deberíamos establecer o luchamos por respetar los límites establecidos por los demás.

Por ello, en este artículo, nos proponemos profundizar en la temática de los límites en las relaciones. Vamos a explorar en detalle qué son los límites, la razón por la que son tan importantes y la forma en que contribuyen a nuestras relaciones y nuestra salud mental. Discutiremos cómo podemos establecer límites de manera efectiva, cómo podemos respetar los límites establecidos por otros y cómo podemos manejar situaciones en las que alguien sobrepasa los límites que hemos definido. Este contenido está diseñado para proporcionarte una comprensión integral de la importancia de los límites en las relaciones y cómo puedes navegar este aspecto crucial de tus interacciones con los demás.

El síndrome FOMO (fear of missing out) o…

¿Qué son los límites en la relación?

Los límites, según la definición proporcionada por el diccionario de la Real Academia Española (RAE, 2023), se describen como “una línea real o imaginaria que separa dos terrenos”. Esta representación se puede aplicar de manera figurada al contexto de una relación de pareja, ya que, en esencia, los límites dentro de una pareja actúan como una línea imaginaria que se establece y que la otra persona debe respetar para mantener la armonía y el equilibrio en la relación.

En el ámbito de las relaciones de pareja, la importancia de establecer estos límites es crucial. Los límites nos ayudan a definir comportamientos y actitudes saludables que contribuyen a la creación de una relación de pareja satisfactoria, llena de respeto mutuo, entendimiento y apoyo emocional. Los límites no solo sirven para mantener la individualidad y el espacio personal dentro de la relación, sino que también actúan como guías o pautas que marcan y regulan la interacción que tenemos con nuestra pareja.

Estas pautas, cuando se respetan, pueden facilitar la comunicación, fomentar la confianza y el respeto mutuo y ayudar a prevenir conflictos o malentendidos. De esta manera, los límites pueden ser vistos como un componente vital para mantener una relación de pareja saludable y satisfactoria.

Cuando no se establecen límites, pueden aparecer algunos de los siguientes problemas: no alcanzar nuestros objetivos, dependencia emocional, permitir que la otra persona decida por nosotros, que la otra persona se aproveche de nosotros, no mirar por nuestro propio bienestar y tener baja autoestima, entre otros.

Las personas que ponen límites suelen ser personas que: tienen claro qué es lo que quieren, tienen una buena autoestima, tienen relaciones más sanas y, por todo ello, tienen menos ansiedad, menos sentimientos de tristeza, son más seguras, etc.

En las relaciones de pareja hay diferentes tipos de límites, los más importantes son:

  • Límites físicos o sexuales. Son aquellos relacionados con el espacio personal o el contacto físico. Dentro de esta categoría estarían los límites sexuales, es decir, hasta dónde estamos dispuestos a llegar cuando mantenemos relaciones sexuales.
  • Límites emocionales o sentimentales. Aquí entrarían aquellos límites relacionados con la escucha y el respeto de las emociones.

Además de los anteriores, también estarían los de tiempo (cuánto tiempo estamos dispuestos a pasar con nuestra pareja) o los de comunicación (cómo vamos a comunicarnos y qué no vamos a permitir).

Cómo establecer límites saludables en la relación

En numerosas ocasiones, nos encontramos en una situación en la que no sabemos cómo establecer límites saludables dentro de nuestras relaciones, ya sean familiares, de amistad o de pareja. Esto puede resultar en un desequilibrio y dificultades en la relación. Por esta razón, creemos que es esencial proporcionar una guía que pueda ayudarte a navegar a través de este proceso complejo. A continuación, te presentaremos una serie de pasos que podrías seguir para establecer estos límites de manera efectiva:

  • Conocer tus propios límites. Es absolutamente vital que, antes de establecer límites con los demás, te tomes el tiempo para analizarte a ti mismo y reflexionar profundamente sobre cuáles son tus propios límites personales. No podemos esperar que alguien más respete nuestros límites si no hemos dedicado tiempo a identificar cuáles son éstos. En otras palabras, necesitas entender claramente hasta dónde estás dispuesto a llegar en cualquier situación y hasta qué punto estás dispuesto a permitir que la otra persona llegue. Este es un proceso que te llevará a un mayor autoconocimiento y comprensión de ti mismo.
  • Comunicar tus límites al otro de manera clara y respetuosa. Después de haber identificado tus límites, es esencial que se los comuniques a la otra persona de una manera que sea clara y respetuosa. Para lograr una comunicación efectiva de tus límites, puedes recurrir a la asertividad, una habilidad de comunicación que te permitirá expresar tus necesidades y deseos de una manera que sea respetuosa tanto para ti como para la otra persona.
  • Ser consistente en la aplicación de tus límites. Una vez que hayas comunicado tus límites, es crucial que demuestres consistencia en su aplicación. Esto significa que, si observas que la otra persona está violando tus límites, debes estar dispuesto a señalarlo y reafirmar tus expectativas. Asimismo, debes esforzarte por garantizar que tus límites sean respetados en todo momento. Cuando los límites se respetan a veces y otras veces no, se puede dar lugar a una relación tóxica o poco saludable.
  • Escuchar los límites del otro y respetarlos. Al igual que establecemos nuestros propios límites, también es esencial que estemos dispuestos a escuchar y respetar los límites de la otra persona. Esto implica hacer todo lo que esté a nuestro alcance para honrarlos.

Seguir estos pasos te ayudará a construir una relación basada en la empatía y en el respeto mutuo, lo que será beneficioso para todas las partes involucradas.

Cómo respetar los límites del otro

Es tan importante saber poner límites como saber respetar los de los otros. El proceso adecuado para respetar los límites de los demás, debería ser similar al siguiente:

  • Escuchar y respetar los límites que el otro ha establecido. Como hemos comentado en el apartado anterior, es fundamental que sepamos escuchar de manera activa y respetar los límites que la otra persona ha puesto.
  • Evitar la manipulación o presión para que el otro cambie sus límites. No solo hay que escuchar y respetar sino que también tenemos que evitar manipular a la otra persona. Muchas veces, cuando algo no nos gusta tenemos tendencia a ejercer presión sobre la otra persona con la finalidad de que cambie de parecer. Sin embargo, esto no sería correcto y sería una práctica bastante agresiva. Recordemos que el estilo comunicacional adecuado para tener relaciones sociales, incluidas las de pareja, es el asertivo. En el caso de que algo no nos guste, podemos iniciar un proceso de negociación.
  • Ser comprensivo y respetuoso con los sentimientos del otro. Además de los dos requisitos anteriores, tenemos que mostrar empatía, siendo respetuosos y compresivos no solo con los límites, sino también con los sentimientos de nuestra pareja.

Qué hacer cuando los límites son violados

Es de vital importancia que tengamos una comprensión profunda y bien definida de las acciones que debemos tomar cuando se transgreden los límites que hemos cuidadosamente establecido. Esta comprensión no solo nos permitirá responder de manera efectiva, sino que también nos proporcionará un marco para prevenir futuras violaciones. Para lograr esto, es esencial que consideremos y tengamos en cuenta lo siguiente:

VOLVER O NO VOLVER: CLAVES ANTES DE REANUDAR UNA RELACIÓN

Cómo reconocer cuando se han violado tus límites.

Para entender con claridad cuándo se han violado tus límites, lo más crucial es tener una comprensión profunda de cuáles son estos límites. Como ya hemos mencionado en uno de los apartados anteriores, es fundamental que inicies un proceso de autoconocimiento y reflexión que te permita identificar y entender cuáles son estos límites personales.

Este proceso puede implicar una introspección profunda y un análisis serio de tus necesidades y expectativas personales. Una vez que tengas una comprensión clara de tus límites, podrías considerar escribirlos o tener un recordatorio visual de ellos para que siempre estén al frente de tu mente. En el caso de que tu pareja los sobrepase, es importante que establezcas una “alarma roja” o algún tipo de señal que te indique que se ha cruzado una línea. El propósito de esta “alarma roja” es que puedas empezar a gestionar la situación de manera proactiva y con la convicción de que estás protegiendo tus propios límites y, por lo tanto, tu bienestar emocional.

Cómo manejar la situación cuando los límites son violados.

Es importante que consideres la comunicación como una herramienta clave en la gestión de tus relaciones, especialmente cuando se trata de establecer límites. En este sentido, lo ideal sería que le comuniques a tu pareja de manera asertiva que ha sobrepasado los límites que has establecido. Para lograr esto, puede ser muy útil la comunicación asertiva.

Esta es una habilidad que puedes aprender y desarrollar con el tiempo, y es extremadamente útil en una variedad de situaciones. Te recomendamos que utilices técnicas asertivas para ello, y que practiques estas habilidades regularmente para asegurarte de que puedes comunicarte de manera clara y respetuosa, sin dejar de proteger tus propios intereses y derechos.

Visita relacinarse.com

Volver o no volver: Claves antes de reanudar una Relación

El dilema de reanudar una relación pasada.

El amor puede ser comparado con un viaje sin mapa que nos lleva a través de paisajes desconocidos. Este viaje puede llevarnos por senderos soleados donde todo parece brillante y lleno de esperanza, pero también puede llevarnos a través de tormentas imprevistas que nos desafían y nos ponen a prueba. Esta es la naturaleza impredecible del amor y de las relaciones humanas. Por esta razón, no es raro que muchas relaciones, incluso las que parecen ser las más profundas y las más intensas, se enfrenten a desafíos y obstáculos que las lleven a una ruptura. Sin embargo, como con cualquier viaje, no importa cuánto nos hayamos desviado o cuánto nos hayamos perdido, a veces nos encontramos en una encrucijada. En este punto, nos vemos obligados a preguntarnos si debemos seguir adelante, si debemos tomar un camino diferente, o si debemos dar la vuelta y volver por el camino que ya hemos recorrido.

¿Quién entre nosotros no ha sentido la potente llamada del pasado después de una dolorosa ruptura? Esa melodía nostálgica, casi hipnótica, que nos transporta a tiempos más felices, recordándonos momentos hermosos compartidos con un ser querido. Nos hace recordar las caricias de días más felices, las risas compartidas en medio de la noche y las promesas hechas bajo las estrellas. Sin embargo, es importante recordar que no es solo el corazón el que debe tener voz en este asunto tan delicado. La mente, con su lógica y razón, y la intuición, con su sabiduría innata, también deben tener un asiento prominente en la mesa de decisiones. ¿Es realmente una buena idea reabrir un capítulo que ya cerramos con tanto esfuerzo? ¿O es simplemente el miedo a lo desconocido, al futuro incierto sin esa persona, lo que nos empuja a mirar hacia atrás con una intensidad desmedida? ¿Estamos permitiendo que el miedo nos guíe en lugar de la esperanza y la expectativa de un futuro mejor?

El síndrome FOMO (fear of missing out) o el miedo a perderse algo

En este artículo, vamos a desentrañar de manera profunda y detallada las múltiples capas de emoción, lógica y circunstancia que se encuentran intrínsecamente ligadas a la idea de reanudar una relación pasada. Nos dedicaremos a explorar, de manera exhaustiva, los pros y los contras de esta decisión, poniendo especial énfasis en las señales a las que debemos estar atentos y que podrían indicarnos si estamos tomando la decisión correcta o no. Además, vamos a reflexionar sobre las preguntas cruciales que debemos plantearnos a nosotros mismos antes de dar ese paso tan significativo y trascendental en nuestras vidas.

Razones comunes para querer volver

El ser humano, por naturaleza, es una criatura de emociones y recuerdos. Por ello, no es sorprendente que, después de una ruptura, surjan sentimientos encontrados y nos sintamos tentados a revisitar lo que alguna vez fue familiar y cómodo. Sin embargo, detrás de este deseo a menudo hay razones más profundas que necesitamos descifrar antes de hacer cualquier movimiento.

  • Nostalgia: Es una de las principales culpables. Recordamos con cariño los buenos tiempos, aquellos momentos especiales, las caricias, las risas y los secretos compartidos. Es fácil olvidar los malos tiempos cuando el recuerdo de los buenos momentos nos deslumbran y brillan en nuestra mente.
  • Soledad: Este es un sentimiento poderoso y, a menudo, engañoso. Puede hacernos sentir que cualquier compañía, incluso si no es ideal, es mejor que ninguna. La soledad puede hacernos magnificar los aspectos positivos de la relación pasada y minimizar los negativos.
  • Ver a la expareja avanzar: Gracias a las redes sociales, a veces es difícil evitar ver a una expareja avanzar en la vida, ya sea con una nueva relación, un nuevo trabajo o cualquier otro logro. Esto puede despertar sentimientos de celos o la idea de que quizás dejamos escapar algo bueno.
  • La esperanza de que las cosas cambien: “Tal vez esta vez sea diferente”. ¿Cuántas veces hemos escuchado o dicho esa frase? Es un pensamiento tentador creer que las circunstancias, las personas o las actitudes han cambiado lo suficiente como para darle una nueva oportunidad a la relación.

Aunque estas razones pueden parecer lo suficientemente fuertes como para considerar reanudar una relación, es esencial que nos preguntemos: ¿Son estos sentimientos una base sólida para una relación saludable y duradera? O, ¿están arraigados en inseguridades, miedos y deseos temporales?

Si bien el corazón tiene sus razones, es crucial que la mente también participe activamente en este proceso de decisión. Tomarse el tiempo para reflexionar sobre estas motivaciones y, quizás, hablar de ellas con amigos de confianza o un profesional puede ofrecer una claridad valiosa.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: TIPOS, SÍNTOMAS TRATAMIENTO 4 MIN READ

Es esencial asegurarse de que el deseo de volver no esté impulsado simplemente por el miedo a enfrentar un futuro desconocido o por la resistencia a aceptar el cambio. Porque, después de todo, cada relación merece una base firme, construida no solo en recuerdos del pasado, sino en esperanzas y aspiraciones genuinas para el futuro.

Aspectos a reflexionar antes de retomar una relación anterior

Reanudar una relación amorosa es similar a intentar leer nuevamente un libro que ya has terminado; conoces perfectamente cómo comienza la trama y cómo concluye. Sin embargo, si estás considerando la posibilidad de volver a abrir ese libro, es imprescindible que te hagas una serie de preguntas esenciales. Estas preguntas son necesarias para asegurarte de que no estás entrando en un ciclo repetitivo donde los mismos capítulos dolorosos se repiten una y otra vez. Es crucial que te enfrentes a estas preguntas con honestidad y valentía, para que puedas hacer un balance y evaluar si realmente es una buena idea retomar esa relación o si es mejor dejar el libro cerrado y comenzar uno nuevo.

  • ¿Por qué terminó la relación en primer lugar? Las relaciones pueden terminar por una multitud de razones, cada una tan diversa como las personas involucradas en la relación. Como tal, es vital recordar y comprender por qué ocurrió la ruptura en tu caso específico. Si las razones detrás de la ruptura fueron serias o profundas, como la infidelidad o las diferencias irreconciliables, es necesario considerar cuidadosamente si esos problemas se han abordado y resuelto de manera adecuada y satisfactoria. Es esencial preguntarse: ¿Ambos han trabajado sinceramente en las áreas problemáticas? ¿Existe un compromiso genuino y palpable de no repetir los mismos errores que llevaron a la ruptura? Si las respuestas a estas preguntas son vagas o inciertas, es posible que retomar la relación solo te lleve a revivir el mismo dolor y desconfianza que experimentaste antes. En última instancia, es esencial tomar una decisión informada y considerada para proteger tu bienestar emocional.

Quizá te interese leer: Trastornos de personalidad: tipos, síntomas tratamiento 4 Min Read

¿Porqué compramos compulsivamente?

Las compras juegan un papel de suma importancia en nuestra sociedad contemporánea. Nos encontramos constantemente rodeados de publicidad y estrategias de marketing ingeniosas que fomentan y alimentan una cultura de consumo. Las redes sociales, la popularidad creciente del comercio electrónico y la variedad de aplicaciones de compra disponibles, facilitan aún más este proceso, haciendo que las compras sean más accesibles y convenientes que nunca. Sin embargo, esta facilitación del proceso de compra puede tener un lado oscuro, ya que puede conducir a compras impulsivas o sin reflexión previa. Esto, a su vez, puede desencadenar un comportamiento de compra compulsiva.

En la entrada de hoy, nos adentraremos en profundidad en el tema de las compras compulsivas. Analizaremos en detalle qué son las compras compulsivas y exploraremos las razones subyacentes que pueden provocar este tipo de comportamiento. Además, abordaremos los trastornos que están vinculados con las compras compulsivas. Finalmente, discutiremos qué estrategias y técnicas se pueden implementar en terapia para manejar y controlar este comportamiento.

¿Qué son las compras compulsivas? ¿Por qué se producen las compras compulsivas?

Las compras compulsivas, también conocidas como oniomanía, son una actividad que, como lo sugiere su nombre, se realiza de manera compulsiva e impulsiva. Este comportamiento se caracteriza por la adquisición de productos sin una reflexión consciente y cuidadosa sobre si realmente se necesita el producto, sin tener en cuenta el presupuesto disponible, y sin analizar la utilidad real del producto. Las personas que se entregan a este comportamiento lo hacen porque el simple acto de comprar les proporciona una gratificación emocional inmediata y les da una sensación de alivio del estrés o la ansiedad.

Es importante destacar que la compra compulsiva no es simplemente un hábito de gasto excesivo, sino que es un problema serio que puede tener un impacto significativo en la vida de una persona.

Los aspectos más relevantes de la compra compulsiva, que ayudarán a entender este comportamiento en mayor profundidad, son los siguientes:

Búsqueda de gratificación inmediata.

La gratificación inmediata es un concepto que se define como el bienestar o la satisfacción que obtenemos de manera instantánea cuando realizamos una acción o adquirimos algo, sin tomar en consideración las posibles consecuencias que podría tener a largo plazo. Esta gratificación momentánea puede ser muy poderosa, a menudo superando nuestra capacidad para analizar y evaluar las posibles repercusiones futuras.

En el contexto del comportamiento de las compras compulsivas, este concepto toma una relevancia particular. El comprador compulsivo, impulsado por una emoción fuerte o un deseo momentáneo, adquiere algo de manera inmediata, persiguiendo la satisfacción instantánea que esta acción le proporciona. Sin embargo, durante este proceso, el comprador compulsivo no suele detenerse a analizar si realmente necesita el producto que está adquiriendo, ni si su situación financiera le permitirá cubrir el costo de este.

Psicología de las emociones: el desprecio

Por lo tanto, la gratificación inmediata es un fenómeno que puede llevar a comportamientos impulsivos y a decisiones poco meditadas, particularmente en el ámbito de las compras compulsivas.

Evitación emocional.

La evitación emocional es un concepto psicológico que se refiere a la inclinación o tendencia que tenemos, como seres humanos, de evitar de manera activa y consciente todas aquellas emociones que consideramos desagradables o que nos producen malestar. Un ejemplo perfecto de esto puede ser la tristeza, una emoción que a menudo nos hace sentir incómodos y que, por lo tanto, intentamos evitar a toda costa. En este contexto, la compra compulsiva puede surgir como una estrategia de evitación emocional. Esto se debe a que comprar, especialmente de manera impulsiva o compulsiva, puede proporcionarnos una especie de gratificación inmediata.

Esta gratificación puede actuar como un bálsamo temporal para nuestras emociones negativas, permitiéndonos evitar, aunque sea por un corto periodo de tiempo, las emociones desagradables que estamos experimentando. Este fenómeno es precisamente lo que discutíamos en el apartado anterior.

El síndrome FOMO (fear of missing out) o el miedo a perderse algo

Presiones sociales.

Las presiones sociales ejercen un impacto significativo en las compras compulsivas, induciéndonos a adquirir productos sin una planificación previa ni un análisis pormenorizado de las posibles consecuencias. El constante acto de compararnos con los demás, el constante bombardeo de publicidad atractiva y manipuladora, y la necesidad intrínseca de pertenecer y encajar dentro de un grupo social determinado pueden impulsarnos a comprar de forma excesiva, incluso si no es necesario.

Por otro lado, en nuestra sociedad, a menudo se asocia la posesión de bienes materiales con el éxito y el estatus social. Tendemos a admirar y respetar más a aquellas personas que poseen objetos de lujo, como un coche de alta gama, una casa en una ubicación privilegiada, entre otros. Esta admiración puede llevarnos a comprar compulsivamente con el fin de replicar ese estatus y obtener el mismo nivel de respeto y admiración.

Relacionado con esto, García (2014) llevó a cabo un estudio en profundidad en el que concluyó que la compra compulsiva está intrínsecamente relacionada con la demostración de poder, la búsqueda de estímulos constantes y la necesidad de logro. En otras palabras, el acto de comprar compulsivamente podría ser una forma de manifestar ciertos valores y alcanzar metas personales.

En lo referido a cuántas personas padecen este problema, un estudio llevado a cabo en Galicia (España) estimó que el 7,1% de las personas padecen este problema. En este estudio también se concluyó que son las mujeres y las personas jóvenes las que tienen más tendencia a efectuar compra compulsiva (Otero-López y Villardefrancos, 2014). Otro estudio realizado en Bizkaia (García, 2014) manifestó que la prevalencia en esta provincia es del 5,27%. Ambos datos son alarmantes.

Trastornos relacionados con compras compulsivas

Las compras compulsivas pueden estar asociadas con diferentes trastornos. Además, pueden ser síntoma de otros. A continuación, mencionaremos los más importantes:

  • Trastorno de Compra Compulsiva (TCC). Tal y como mencionan Marcet et al. (2016) es un trastorno en el que existen impulsos de comprar. Estos impulsos son intrusivos e irresistibles para la persona que los padece. Todo ello causa un malestar significativo en la persona y, en muchas ocasiones, en la familia de la persona afectada. Por ejemplo, se pueden producir problemas graves de dinero. También se caracteriza por pasar mucho tiempo planificando las compras y por comprar cosas que no se necesitan.
  • Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Las personas que tienen TOC, a veces, tienen compulsiones relacionadas con las compras. En otras palabras, sienten la necesidad de comprar cosas como parte del ritual obsesivo.
  • Trastornos del estado de ánimo. A veces, la personas con depresión o ansiedad pueden recurrir a las compras como manera de gestionar los síntomas. Asimismo, las personas con trastorno bipolar pueden comprar compulsivamente durante los episodios maníacos.

Es importante mencionar también que las personas con TLP (trastorno límite de la personalidad) pueden usar las compras como manera de lidiar con las emociones. Además, la impulsividad es algo común en el TLP y en las compras. Otros estudios también han demostrado que las personas con trastorno por consumo de sustancias y personas con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) tienen más probabilidades de tener este trastorno.

La terapia psicológica en la gestión de las compras compulsivas

La terapia psicológica es fundamental en el tratamiento de este trastorno. Entre otras cosas, en la terapia se le enseñará al paciente a:

  • Identificar los desencadenantes. Es el primer paso para poder tratar y entender el problema, ya que cuando una persona sabe bajo qué condiciones se desencadena la compra puede poner en marcha estrategias para evitar la compra. Para ello, se realiza lo siguiente: observación y registro de lo que se ha comprado, identificación de bajo qué situaciones o lugar se desarrollan, identificación de los pensamientos irracionales asociados a ellas, etc.
  • Desarrollo de estrategias de afrontamiento y de control de impulsos. Teniendo en cuenta los desencadenantes y los pensamientos de cada persona, se desarrollan diferentes estrategias para poder poner en marcha. Algunas de ellas son las siguientes: control del dinero, presupuesto limitado, retraso de la gratificación, no usar tarjetas de crédito, ir a comprar con lista, no tener aplicaciones de compra disponibles en el teléfono móvil, etc.
  • Tratamiento de problemas subyacentes. Como hemos visto, la compra compulsiva está relacionada con la evitación emocional. Por ello, es importante analizar qué emociones se pretenden evitar para desarrollar estrategias que tengan como objetivo una correcta gestión de las mismas.

También es relevante aprender a gestionar la impulsividad, desarrollar el autocontrol, aprender técnicas de relajación y respiración, hacer una correcta reestructuración cognitiva, entre otras cosas.

Si quieres conocer más acerca de la psicología, visita relacionarse.com

Consejos para Mejorarla La Puntualidad

La puntualidad, que puede ser definida como “la acción de llegar o irse de un lugar en el horario previamente establecido”, es una característica esencial en la vida cotidiana. En otras palabras, una persona que no llega puntual a una cita o un compromiso es aquella que se presenta o se retira tarde del lugar acordado. La puntualidad es de suma importancia y es altamente valorada en diversas situaciones y por variados motivos. Los dos más destacables son el respeto y la confianza: llegar a la hora acordada demuestra respeto por el tiempo de los demás y nos puede ayudar a construir sólidas relaciones personales y profesionales basadas en la confianza, lo que es fundamental en cualquier ámbito de nuestra vida.

Dada la relevancia de la puntualidad, en esta entrada abordaremos en profundidad varios aspectos relacionados. Hablaremos sobre las causas más comunes de los retrasos, los numerosos beneficios que aporta ser puntual y, para ayudarte a mejorar en este aspecto, te ofreceremos seis valiosos consejos para que puedas ser puntual en todas tus actividades.

Las mejores aplicaciones de citas para relaciones a largo plazo

¿Por qué llegamos tarde? Causas comunes del retraso

Puede haber muchos motivos o causas que nos lleven a retrasarnos cuando quedamos con alguien. Algunos de los más importantes y comunes son los siguientes:

  • Mala gestión del tiempo. Cuando no tenemos habilidades para gestionar el tiempo de manera eficaz, podemos retrasarnos. Por ejemplo, si nos ponemos a hacer una tarea que nos lleva más tiempo del que inicialmente pensamos que nos iba a llevar podemos llegar tarde a nuestra siguiente cita. Esto también ocurre si me comprometo a hacer demasiadas actividades o tareas en un día, probablemente vaya llegando tarde a cada una de ellas.
  • Procrastinación. Está ligada con el punto anterior. Cuando tenemos dificultades para organizarnos y comenzar tareas solemos tener más probabilidades de llegar tarde.
  • Imprevistos. Si salimos con el tiempo justo y nos ocurre cualquier cosa, también podemos llegar tarde. Por ejemplo, si estimo que me va a llevar media hora llegar a un lugar y salgo justo 30 minutos antes de casa y tengo la mala suerte de que el autobús se adelantó o retrasó, llegaré tarde. Para ser puntuales es necesario, en la mayoría de las ocasiones, contar con un margen de tiempo para los imprevistos.
  • Desmotivación. En el caso de que la cita a la que tenemos que llegar puntual no nos motive demasiado, no estaremos atentos a la hora para llegar puntuales. Por ejemplo, si tengo que ir a cortarme el pelo y esto no me agrada en exceso, tengo más probabilidades de descuidar la hora.
  • Malos hábitos. Hay personas que siempre llegan tarde. Esto suele ocurrir porque nunca tuvieron consecuencias negativas a sus actos. Es decir, si no ha habido un “castigo” por llegar tarde, más cómodo para ellos no ser puntuales.

Beneficios de ser puntual: Más allá del tiempo

Los beneficios de ser puntual, como te podrás imaginar, son muchos y muy importantes.

Tal y como comentábamos en la introducción, dos de los mayores beneficios son el respeto y la confianza. Cuando llegamos a la hora establecida demostramos respeto hacia las demás personas y esto nos ayuda a generar confianza con ellos. Estas dos cosas son básicas en las relaciones sociales saludables.

Otro aspecto que merece ser resaltado es que la puntualidad es un valor esencial, sobre todo en el ámbito laboral, donde al ser puntuales demostramos que somos profesionales comprometidos y responsables. Un ejemplo de la importancia de la puntualidad se refleja en un estudio publicado en el año 2021, en el cual un grupo de estudiantes fue consultado acerca de las características que valoraban en sus profesores. En este estudio, la puntualidad fue considerada como una de las cualidades más relevantes para definir a los profesores como éticos y profesionales. Adicionalmente, un estudio realizado en el 2013, concluyó que la puntualidad es uno de los criterios más importantes para considerar a los profesores como profesionales eficaces. Estos estudios demuestran inequívocamente que la puntualidad es un elemento fundamental en la valoración de la profesionalidad, y nos recuerdan la importancia de ser siempre puntuales en nuestros compromisos laborales.

Además de lo mencionado anteriormente, es importante resaltar que la puntualidad contribuye a que seamos eficientes en otros aspectos de nuestra vida. No sólo en lo laboral o académico, sino también en las relaciones personales y en nuestro tiempo libre. La puntualidad nos ayuda a gestionar nuestro tiempo de manera efectiva, optimizando el uso de cada minuto y cada hora para alcanzar nuestras metas y objetivos.

Asimismo, la puntualidad nos ayuda a mantener el estrés en niveles óptimos. Cuando somos puntuales, evitamos el estrés y la ansiedad que se asocian con correr para llegar a tiempo a las citas o compromisos. Ser puntual reduce el estrés que está asociado con ir corriendo a los sitios y/o llegar tarde.

Además, la puntualidad nos ayuda a ser mucho más productivos. Cuando somos puntuales, podemos planificar y organizar nuestras tareas de manera más eficiente, lo que nos permite lograr más en menos tiempo.

La puntualidad también tiene un impacto positivo en nuestras relaciones con los demás. Cuando somos puntuales, evitamos conflictos y malentendidos que pueden surgir cuando llegamos tarde o no cumplimos con nuestros compromisos a tiempo.

La puntualidad también nos ayuda a desarrollar el autocontrol, una habilidad fundamental para el éxito en la vida. La capacidad de controlar nuestros impulsos y comportamientos es esencial para alcanzar nuestras metas y ser personas responsables.

Finalmente, la puntualidad nos ayuda a crecer a nivel personal y tener una buena reputación a nivel social. Cuando somos puntuales, demostramos respeto por el tiempo de los demás y reflejamos una imagen de responsabilidad y compromiso.

Seis hábitos esenciales para ser puntual

Para desarrollar el hábito de la puntualidad, que hemos enfatizado repetidamente como un aspecto crítico para el éxito en todas las áreas de la vida, es necesario adoptar ciertas prácticas y hábitos. Aquí, queremos compartir con usted seis hábitos clave que pueden ayudarlo a cultivar la puntualidad en su vida cotidiana:

Realiza una planificación adecuada y con antelación.

Es importante planificarse y hacer una buena gestión del tiempo. Para ello, intenta estimar de manera realista cuánto tiempo te va a llevar hacer cada tarea que tienes pendiente o cuánto tiempo vas a tardar en llegar a cada lugar. Intenta no subestimar el tiempo e intentar planificar con antelación por si surgiera algún imprevisto.

Utiliza recordatorios y alarmas.

Si cuando te metes de lleno en una tarea pierdes la noción del tiempo, usa recordatorios, alarmas o aplicaciones de gestión del tiempo en tu teléfono móvil con el objetivo de que te recuerden cuánto tiempo llevas haciendo algo o cuánto tiempo falta para tu siguiente cita.

Organízate.

Muchas veces llegamos tarde porque no sabemos dónde hemos dejado las llaves del coche o los papeles que tenemos que llevar a la cita. Intenta tener todas las cosas que necesitas con antelación y no dejarlo todo para última hora.

Deja tiempo para imprevistos.

Si calculas que llegar a un sitio te va a llevar media hora, intenta salir de casa 45 minutos antes de la hora de la cita. Este margen de 15 minutos te servirá si el transporte se retrasa, si hay atascos, etc.

Comunícate.

A veces hay imprevistos que no se pueden prever. Aun siendo una persona organizada podría darse el caso de que te retrasaras. Si esto ocurre, informa de tu retraso tan pronto como te sea posible. Avisar a las personas afectadas por adelantado demuestra respeto por su tiempo y les permite tomar las medidas necesarias.

Recompénsate.

Si te encuentras con que frecuentemente llegas tarde a tus citas o compromisos, puede ser útil intentar implementar un sistema de refuerzo positivo para ayudarte a mejorar este aspecto. Por ejemplo, podrías darte un pequeño premio o detalle en los días que logras llegar a tiempo. Este tipo de recompensas pueden ser muy efectivas para fomentar y mantener el hábito de la puntualidad.

Además, si te das cuenta de que tienes el hábito de llegar tarde, es importante que tomes un momento para reflexionar sobre las posibles consecuencias que esta tendencia puede tener tanto para ti como para las personas que te rodean. Llegar tarde puede crear una imagen negativa de ti, puede ser vista como una falta de respeto hacia el tiempo de los demás, y puede incluso causar estrés innecesario. Por lo tanto, es crucial que hagas un esfuerzo consciente por cambiar este hábito.

Recuerda, los hábitos pueden ser difíciles de cambiar, pero con esfuerzo y dedicación, es totalmente posible hacerlo. No te desesperes si no ves cambios inmediatos, se necesita tiempo para desarrollar nuevos comportamientos. Cada pequeño paso que tomes en la dirección correcta es un avance hacia tu objetivo de ser más puntual.

Conclusión: La puntualidad como reflejo de respeto y responsabilidad

En resumen, la puntualidad es una cualidad extremadamente importante que posee una significancia profunda en nuestras vidas. No solo es una evidencia de respeto hacia los demás, sino que también refleja nuestra propia imagen de responsabilidad y fiabilidad. Cuando somos puntuales, demostramos que valoramos el tiempo de los demás y que somos conscientes de que su tiempo es tan valioso como el nuestro. Además, ser puntual contribuye a la construcción de nuestra reputación personal y profesional, ya que nos perciben como individuos confiables y respetuosos.

Si, a pesar de tus esfuerzos por mejorar tu puntualidad, sientes que sigues luchando con la impuntualidad, no te desesperes. En PsicoGlobal, pioneros en terapia online, estamos aquí para ayudarte. Nuestro objetivo es comprender a fondo tu situación y diseñar una intervención que se ajuste a tus necesidades y circunstancias específicas. Te invitamos a ponerte en contacto con nosotros para que podamos trabajar juntos en el desarrollo de estrategias efectivas para mejorar tu puntualidad.

Sigue leyendo: ¿Cómo aprovechar la tegnología como psicólogo?

Las mejores aplicaciones de citas para relaciones a largo plazo

En un panorama digital que cuenta con más de 8000 plataformas de citas, las cinco principales enfocadas a relaciones a largo plazo incluyen Keeper, eHarmony, Match, Hinge y Bumble. Estas son las principales plataformas de citas en línea diseñadas para aquellos que buscan compromisos duraderos, cada una ofreciendo características únicas, desde un 100% de coincidencia de criterios hasta un filtrado detallado de usuarios.

Desde el lanzamiento de la primera plataforma de citas en línea, Match.com, en 2005, los sitios de citas han experimentado un crecimiento exponencial. Actualmente, existen aproximadamente 8.000 sitios de citas en todo el mundo. En 2022, [336 millones de personas] buscaron pareja en línea, y según un estudio reciente de Statista, este número aumentará a 441 millones de usuarios para finales de 2023. Con tantas opciones disponibles, puede parecer abrumador decidir por dónde empezar. Por ello, hemos realizado un análisis y clasificado los mejores sitios de citas para aquellos que buscan relaciones a largo plazo.

Sigue leyendo: El marketing digital está en constante movimiento y es un requisito previo para empresas de todo tipo

1.  guardián

Keeper es un servicio único que garantiza plena coincidencia con sus preferencias y ofrece devolución de dinero si su cita no cumple con sus expectativas. Utiliza inteligencia artificial, supervisada por expertos en emparejamiento, para asegurar que se le empareje con alguien interesado en una relación significativa y duradera. El sitio es claro al señalar que si no está en búsqueda de una relación a largo plazo, quizás no sea el lugar más adecuado para usted.

A diferencia de otros sitios de citas que intentan hacer una selección amplia, Keeper se asegura de que se cumplan todas sus preferencias declaradas y filtra las coincidencias que no están alineadas antes de que las vea. Nuestro dedicado equipo atiende a todos sus deseos y preferencias, emparejándolo en diversas dimensiones psicométricas que predicen la compatibilidad. Tomamos en serio la psicología humana. En Keeper, entendemos lo que implica encontrar la pareja adecuada y nos esforzamos por ahorrarle tiempo, asegurándonos de que se le asigne una persona con objetivos alineados.

2.  eArmonía

eHarmony se distingue por su enfoque basado en la ciencia para ayudar a las personas a encontrar su pareja ideal, utilizando un sistema de compatibilidad para afinar las opciones. Con 32 dimensiones de compatibilidad, eHarmony va más allá de los sitios de citas más populares como Tinder, asegurando que las coincidencias se basen en compatibilidad en lugar de solo fotos y breves biografías. Aunque eHarmony ha unido a millones de parejas en los últimos 20 años, el proceso de registro incluye responder 80 preguntas con escenarios hipotéticos para entender mejor quién eres, lo que puede parecer un poco intimidante y llevar algo de tiempo.

Sin embargo, eHarmony es uno de los pocos sitios de citas que busca conectar con personas que buscan una relación seria y tiene más de 20 años de experiencia.

3.  Partido

Match es popular entre las personas que buscan relaciones a largo plazo en lugar de encuentros casuales. Utiliza cuestionarios para ayudarle a encontrar el socio adecuado, pero las preguntas son bastante generales y no se centran en detalles clave que son esenciales para encontrar un socio adecuado con quien construir una relación a largo plazo. Sus posibles coincidencias se analizan para garantizar que estén en la misma página cuando se trata de cosas como si quiere tener hijos y cuáles son sus intereses, pero hay muchos más factores que deben alinearse para formar una asociación exitosa.

Match cobra 20 dólares mensuales, un precio ligeramente superior a otras opciones convencionales. Esto podría interpretarse como un indicativo de que sus usuarios están verdaderamente interesados en hallar una pareja. Sin embargo, numerosos miembros han expresado que consideran este precio excesivo.

4.  Hinge

Hinge es la aplicación de citas que según sus creadores fue ‘ diseñada para ser eliminada ‘. Entre los millennials existe la idea de que Tinder es para encuentros sexuales y Hinge es la alternativa (una plataforma más adecuada para personas que buscan relaciones), pero aunque este puede ser el caso, la plataforma no pone ningún énfasis real en ayudar a las personas a encontrar una relación a largo plazo.

Hinge, a diferencia de Tinder, se diseñó con la idea de facilitar que las personas se conozcan mejor. Incluye “indicaciones” que ayudan a los usuarios a expresar su personalidad, intereses y sentido del humor, más allá de simplemente emparejar a las personas basándose solo en su apariencia. Ofrece filtros por edad, sexo y ubicación. Sin embargo, para acceder a características premium, como la búsqueda detallada de detalles como la altura, si alguien fuma o bebe, y las opiniones políticas, se requiere un pago.

Si bien Hinge ha generado muchas relaciones felices, eso se debe a la gran cantidad de personas que lo usan (23 millones de usuarios) y si lo que estás buscando es una relación seria, te resultará más adecuado un sitio que filtre a las personas. desde el principio que no buscan una relación a largo plazo.

5.  Bumble

Bumble se lanzó en 2014 y se promocionó como la primera ‘aplicación de citas con perspectiva feminista’. El hecho de que estuviese liderada por mujeres, que generalmente buscan más una relación a largo plazo y evitan la cultura de relaciones efímeras que sus contrapartes masculinas, fue realzado cuando la aplicación se describió a sí misma como un lugar para encontrar ‘conexiones empoderadoras y duraderas’.

Al igual que muchas aplicaciones en esta era digital, Bumble también ofrece una versión premium. Esta versión premium permite a los usuarios ajustar y personalizar aún más sus filtros de búsqueda, permitiéndoles incluso realizar preguntas detalladas sobre estilos de vida, opiniones políticas y creencias religiosas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, incluso si encuentras a alguien que coincide contigo en todos estos aspectos esenciales, no hay ninguna garantía de que esa persona esté interesada o dispuesta a comprometerse en una relación a largo plazo.

Bumble, como plataforma, se ha esforzado enormemente para ser reconocida como el lugar ideal para encontrar conexiones auténticas y duraderas. Aunque existen estadísticas alentadoras, como el hecho de que el 25% de los usuarios han tenido una cita con alguien que conocieron en Bumble durante el último mes, aún no hay datos disponibles que demuestren de manera concluyente que Bumble ha logrado su objetivo principal de fomentar y facilitar conexiones duraderas y relaciones a largo plazo. Esta es una realidad que los usuarios deben tener en cuenta al utilizar la aplicación.

Quizá te interese leer: Psicología de las emociones: el desprecio

Psicología de las emociones: el desprecio

¿qué es el desprecio?

Cuando se trata del tema de las emociones, es imposible ignorar las contribuciones del famoso psicólogo estadounidense, Paul Ekman. A lo largo de su distinguida carrera, Ekman se ha dedicado a la investigación y el análisis profundizado de las emociones y las diversas formas en que estas se manifiestan en las personas. Su trabajo ha sido fundamental para nuestra comprensión de cómo y por qué expresamos nuestras emociones de la manera que lo hacemos.

En su amplio estudio y análisis de las emociones humanas, se destacó una en particular que denominó el desprecio. Este sentimiento, que se dirige hacia los demás, puede generar en la persona que lo experimenta la sensación de ser moralmente superior a otro. Esta percepción de superioridad moral puede ser el resultado de una variedad de factores o percepciones. Por ejemplo, una persona puede sentir desprecio hacia otra si la considera menos válida en cualquier aspecto. Esto puede ser en relación a la inteligencia, la fuerza, la capacidad de tomar decisiones, el nivel de educación, entre otros. Por lo tanto, el desprecio es una emoción compleja que puede tener un impacto significativo en las relaciones interpersonales.

También podemos encontrar esta dinámica en situaciones en las que existen relaciones subordinadas, donde una persona puede experimentarla hacia aquellos que están en una posición de autoridad sobre ellos. Un ejemplo claro de esto puede ser el caso de un trabajador que siente este tipo de emociones hacia su jefe. Este individuo puede experimentar una variedad de sentimientos y emociones que son el resultado de la interacción con su superior. En otro contexto, si pensamos en la relación que existe entre un adolescente y sus padres, también podemos encontrar ejemplos similares. Durante la adolescencia, es común experimentar una variedad de emociones y sentimientos intensos, muchos de los cuales pueden estar dirigidos hacia los padres.

Se trata de una emoción que, cuando es excesiva, puede estar presente también en algunos trastornos de la personalidad, especialmente en aquellos pertenecientes al grupo B, como pueden ser el trastorno de la personalidad antisocial o el trastorno narcisista.

Una realidad que no puede ser ignorada es que el desprecio, a diferencia de otras emociones más primitivas como el asco, no puede ser desencadenado por estímulos sensoriales como olores, texturas o sabores. En cambio, esta emoción está exclusivamente reservada para las interacciones con otras personas o para la reacción a sus comportamientos. A pesar de que se le asocia con una connotación negativa, es fascinantemente ambiguo ya que puede ser bastante placentero para quien lo experimenta. Esta dualidad de sentimientos la convierte en una emoción particularmente compleja para el ser humano. De hecho, uno podría preguntarse, ¿por qué me proporciona placer el sentirme superior a otra persona? Y aún más desconcertante, ¿qué sucede cuando dirijo este desprecio hacia mí mismo?

¿Cual es la función del desprecio?

Las emociones representan una condición intrínseca y fundamental en los seres humanos que les ayuda a adaptarse al medio ambiente y así garantizar su supervivencia. Son respuestas automáticas y complejas que surgen ante los diversos estímulos que se nos presentan en la vida diaria. Actúan como catalizadores, motivando la acción y permitiendo al individuo responder de manera efectiva a las diferentes situaciones que se presentan. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las emociones cumplen con la misma función o propósito. En este caso particular,

el desprecio forma parte de aquel conjunto de emociones sociales que tienen como función juzgar las conductas de los demás.

De esta forma, se puede entender que el desprecio tiene la función de un mecanismo de defensa para los seres humanos.

Los mecanismos de defensa se definen como aquellos procedimientos inconscientes que permiten a las personas enfrentar diferentes situaciones de malestar para protegerse de peligros externos. Así, a través del desprecio, la persona puede oponerse a aquellas conductas indeseables de los otros, resaltando su desacuerdo con las mismas y reafirmando a la misma vez la propia valía y punto de vista.

Además, puede servir como una vía para defenderse ante críticas que no se consideran como constructivas, ayudando a reafirmar la idea de que el comportamiento de uno mismo es el correcto y está por encima de las opiniones de los demás.

Por otro lado, el desprecio también puede relacionarse con la envidia. Si entendemos la envidia como el deseo de poseer lo que otros, ya sea algo material o una cualidad o aptitud, podemos pensar que el desprecio puede servir para protegernos de esa sensación de tristeza o rabia que nos provoca la envidia hacia otros.

Importancia de gestionar el desprecio

Como hemos podido constatar en nuestra investigación, el desprecio es una emoción social compleja y profunda que describe un conflicto intenso entre dos personas. En este conflicto se establece un serio desacuerdo que va más allá de una simple diferencia de opiniones. Este no es un mero desacuerdo, sino que se convierte en una batalla simbólica de poder y status. En esta batalla, una de las partes establece, de forma consciente o inconsciente, una relación jerárquica en la que se siente superior al otro. Esta sensación de superioridad puede ser real o percibida, pero en cualquier caso, es lo que alimenta la emoción del desprecio y le da su carácter distintivo.

Consecuencias del desprecio en las relaciones

El problema tiene lugar cuando quien siente desprecio responde hacia los demás con frialdad, distanciamiento, mostrando ira, con palabras malsonantes o inadecuadas, con un tono de voz alto, etc. Así, surgen expresiones promovidas por esa emoción, que no pueden ser justificadas bajo ningún concepto y que pueden considerarse dañinas para los demás.

Esa respuesta va a provocar que los demás se sientan juzgados e incluso humillados y generará un rechazo y distanciamiento que dificultará el mantenimiento del contacto y la relación.

Además, cuando se siente una emoción desagradable hacia otra persona, se hace complicado poder practicar la empatía y la escucha activa, tan imprescindibles en las relaciones personales sanas y seguras.

Efectos del desprecio en la salud mental y el bienestar personal

Sin embargo, no es solo la interacción con los demás lo que puede verse afectado por el desprecio, sino también nuestra propia salud mental. Es bien sabido que cuando una emoción comienza a desviarse de su función primordial de supervivencia y se vuelve desadaptativa, inevitablemente acarreará consecuencias negativas para quien la experimenta, y el desprecio no es una excepción a esta regla.

Cuando el desprecio se vuelve una emoción recurrente, excesivamente intensa y de larga duración, nos podemos encontrar atrapados en una espiral constante de juicio e incluso odio hacia los demás. En esta espiral, podemos llegar a dedicar una cantidad desproporcionada de nuestro tiempo y energía en intentar demostrar nuestra superioridad, mientras que al mismo tiempo mantenemos nuestro foco de atención fijado en la crítica de los comportamientos y actitudes de los demás.

Esta dedicación obsesiva a la crítica y al juicio puede desgastarnos emocionalmente, y nos puede llevar a un estado de insatisfacción constante con nosotros mismos y con las personas a nuestro alrededor. Al final, esta actitud no solo puede dañar nuestras relaciones interpersonales, sino también nuestra propia salud mental y bienestar emocional.

Pensamientos disfuncionales y su relación con el desprecio

Por tanto, es probable que se intensifiquen y refuercen esquemas de pensamiento disfuncionales. Entre ellos, podemos destacar patrones de pensamiento como los pensamientos polarizados de todo o nada. Estos pensamientos nos llevan a una situación en la que no aceptamos ninguna interpretación que no sea la que nosotros consideramos como completamente válida, sin importar las evidencias presentadas. Además, los pensamientos que desvalorizan lo positivo resaltan siempre la interpretación negativa de lo que ocurre, minimizando cualquier aspecto positivo que pueda existir.

En resumen, estaríamos hablando de un círculo vicioso de retroalimentación en el que una emoción desadaptativa me conduce a una interpretación disfuncional de la situación. Este proceso, a su vez, provocará un incremento de ese malestar emocional y el refuerzo de la emoción desadaptativa inicial. Es un efecto dominó que, una vez en marcha, se alimenta a sí mismo y puede ser difícil de detener.

Quizá te interese leer: TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Además, se debe considerar que un estado permanente de desprecio también podría tener un impacto significativo en el propio desarrollo personal. Este tipo de actitud puede tener consecuencias negativas a largo plazo.

Por un lado, ese sentimiento de superioridad hacia los demás puede provocar que no nos identifiquemos como responsables de ciertos errores que cometemos. Si nos sentimos superiores, es probable que no admitamos la necesidad de corregir o modificar comportamientos, aunque estos sean dañinos o perjudiciales para nosotros mismos o para los demás. Este rechazo a asumir la responsabilidad y la negación de la necesidad de cambio puede obstaculizar nuestro crecimiento y desarrollo personal.

Desprecio, exclusión social y prejuicios

En ciertas circunstancias, podríamos encontrarnos limitando nuestras relaciones sociales, las cuales son absolutamente esenciales para el desarrollo integral de un individuo en la sociedad. Estas relaciones son un componente vital en la construcción de nuestra identidad y en la formación de nuestra capacidad de interactuar y colaborar con los demás.

Si nos enfocamos en el concepto de adaptación al grupo social, la percepción de incompetencia en otros puede ser interpretada como una amenaza potencial de pérdida de tiempo o recursos valiosos. Esta percepción, a menudo, lleva a excluir a aquellas personas que se considera que no pueden contribuir de manera significativa al desarrollo y avance del grupo en su conjunto.

Esto no solo puede limitarnos a la hora de establecer y construir nuevas relaciones sociales, sino que también puede conducirnos a fomentar prejuicios hacia los demás. Un ejemplo de esto es la discriminación y prejuicio hacia las minorías, una actitud negativa que puede dificultar la coexistencia pacífica y la equidad en nuestra sociedad.

El autodesprecio: una mirada interna

Aunque es cierto que podemos experimentar sentimientos de desprecio hacia los demás, es importante destacar que también podemos sentir un intenso desprecio hacia nosotros mismos (autodesprecio). Este autodesprecio puede entenderse como una emoción que provoca un rechazo intenso, un sentimiento de frialdad y un distanciamiento hacia nuestra propia persona.

Este sentimiento no es más que el reflejo de cómo interpretamos nuestra valía personal. En este sentido, llegamos a la conclusión de que nuestro “yo real”, es decir, nuestra identidad y lo que somos en realidad, es inaceptable y no cumple con nuestras expectativas. Comparativamente, este “yo real” no se acerca a nuestro “yo ideal”, lo que nos gustaría ser o cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos.

Este desfase entre el “yo real” y el “yo ideal” puede generar una serie de emociones negativas, incluido el autodesprecio. Es como si estuviéramos constantemente comparándonos con una versión de nosotros mismos que es simplemente inalcanzable, lo que conduce a un ciclo de rechazo y autodesprecio.

Causas del desprecio hacia uno mismo

El autodesprecio puede tener como origen diversas causas:

  • La creencia de que hemos cometido errores y el arrepentimiento y culpa por ellos.
  • La baja autoestima.
  • Comparaciones continuas con los demás.
  • Relaciones sociales que nos hacen sentir inferiores.
  • Eventos pasados traumáticos como el bullying.
  • Comentarios negativos de los progenitores sobre lo que hacemos o lo que somos.
  • Rasgos de personalidad que favorecen la autocrítica y la autoexigencia excesivas.
  • Baja idea de autoeficacia.
  • Trastornos psicológicos como la depresión.

Como vemos, no solo las causas pueden ser muy diversas, sino que también lo son sus manifestaciones.

¿Cómo saber si una persona siente desprecio hacia sí misma?

Cierta señales nos indican la presencia de autodesprecio en alguien, por ejemplo:

  • Continuamente verbaliza críticas hacia su persona.
  • Se centra en cualquier error o parte negativa de las cosas sin dar valor a sus logros y exagerando los errores.
  • No sabe gestionar adecuadamente las críticas tomándolas como una crítica a toda su persona.
  • Tiene dificultades para aceptar cumplidos.
  • Siente dificultades para reconocer sus fortalezas o capacidades.

Por lo tanto, es comprensible que cuando una persona experimenta emociones negativas como la ira o el asco hacia sí misma, esto tenga un impacto significativo en su autoestima. Estas emociones no sólo dañan la percepción que uno tiene de sí mismo, sino que también pueden ser un subproducto de un autodesprecio ya existente. En este sentido, estos sentimientos pueden actuar tanto como una causa como una consecuencia del desprecio hacia uno mismo, creando un ciclo desafortunado y dañino que puede ser difícil de romper.

Sigue leyendo: EL SÍNDROME FOMO 

El síndrome FOMO (fear of missing out) o el miedo a perderse algo

Quizás en los últimos tiempos has escuchado hablar del FOMO, un acrónimo que se ha popularizado en los últimos años y que probablemente haya llamado tu atención. El término FOMO viene de “Fear Of Missing Out”, una frase en inglés que, traducida al español, significa “miedo a perderse algo” o “miedo a estar ausente”.

Es un término que se ha vuelto cada vez más relevante en nuestras conversaciones y reflexiones diarias, especialmente en un mundo cada vez más digitalizado y conectado. Muchas personas lo relacionan con el uso de las redes sociales o incluso con las adicciones a las nuevas tecnologías, lo que ha llevado a un aumento en el interés y la discusión sobre este fenómeno.

Sin embargo, a pesar de su creciente notoriedad, hay cierta confusión y desconocimiento sobre la definición exacta de FOMO, su origen, las implicaciones que conlleva y cómo se relaciona con la tecnología y las redes sociales. Como no está muy claro de dónde surge este término, qué quiere decir exactamente, qué implica o si está relacionado o no con las redes sociales o las nuevas tecnologías, en este artículo, vamos a desglosar y analizar en profundidad todos estos aspectos.

Qué es el FOMO

El FOMO, o “Fear of Missing Out”, es un fenómeno psicológico que se refiere a la angustia o ansiedad que sentimos cuando pensamos o vemos que otras personas están viviendo experiencias emocionantes o significativas en las que no estamos presentes o no participamos. Este fenómeno, amplificado por la era digital y las redes sociales, puede generar sentimientos de insatisfacción, una comparación constante con la vida de los demás y una búsqueda incesante de experiencias nuevas y emocionantes.

Significado de FOMO

Aunque el término FOMO es relativamente reciente y no existe una traducción directa en español, su significado y las implicaciones que conlleva son universalmente entendibles. Es un reflejo de nuestra era hiperconectada, donde la vida de los demás se presenta de manera constante y a menudo idealizada en nuestras pantallas, lo que a veces puede llevar a una sensación de insatisfacción con nuestras propias vidas.

Para entenderlo mejor, podemos recurrir a diccionarios de habla inglesa. El diccionario de Cambridge (2024) lo define como “a worried feeling that you may miss exciting events that other people are going to, especially caused by thing you see on social media”. En español, esto se traduciría como: “un sentimiento de preocupación por perderse eventos interesantes a los que asistirán otras personas, esta preocupación es causada especialmente por cosas que vemos en las redes sociales”.

Así, el FOMO es una manifestación de nuestro deseo de estar constantemente conectados y de participar en todas las experiencias posibles, algo que la era digital ha hecho tanto posible como agotador.

Pongamos un ejemplo para analizar el FOMO

María está en casa pasando el tiempo en redes sociales. Es importante tener en cuenta que su trabajo no le ha permitido irse de vacaciones porque tiene la entrega de un proyecto importante y que tiene dificultades económicas. Empieza a ver en redes las publicaciones de sus amigos y se da cuenta de que se lo están pasando muy bien en el Caribe.

A medida que María ve las fotos y los vídeos en las historias empieza a sentirse cada vez más ansiosa. En cierto modo, le genera malestar ver que sus amigos se lo están pasando bien, conociendo nuevos lugares y creando recuerdos todos juntos.

María siente que se está perdiendo algo al no estar en ese viaje con ellos. Sus pensamientos giran constantemente en torno a la idea de que el trabajo y quedarse en casa han hecho que no pueda vivir esa experiencia y ser parte de los recuerdos que generan sus amigos.

Debemos tener en cuenta que María tiene razones válidas para quedarse en casa (el trabajo y su situación financiera). A pesar de ello, el FOMO empieza a afectar a su estado emocional: siente ansiedad, arrepentimiento y tristeza por no ser parte del momento que están viviendo sus amigos.

En el ejemplo anterior podemos ver como el FOMO se manifiesta después de que María se haya comparado con sus amigos, generando esto emociones negativas y sensación de no pertenecer al grupo.

Aquí es importante tener en cuenta que María no podía ir al viaje y que las redes sociales nos muestran solo una parte de la vida de las personas. Es decir, lo que la gente comparte en redes sociales no siempre refleja la realidad completa de esa persona. Por lo general, compartimos lo que es socialmente deseable y omitimos aquellas cosas que podrían no gustar a los demás. Por ejemplo, comparto lo bien que me lo paso en el viaje, pero no comparto que me han perdido la maleta o que he perdido el autobús.

Historia y evolución del término FOMO

El FOMO, o el ‘miedo a perderse algo’, es un término bastante reciente, que ha ganado popularidad en gran medida durante el siglo XXI con la expansión de las redes sociales y, en general, de las nuevas tecnologías. Este término emergió para nombrar ese sentimiento de ansiedad que surge cuando observamos las actividades que realizan otras personas y experimentamos una sensación de temor o ansiedad por no poder participar en ellas.

Por lo tanto, se puede decir que el FOMO está compuesto por dos factores críticos:

  1. La observación de las actividades que llevan a cabo otras personas.
  2. El temor a no estar presente o no poder participar en ellas.

Respecto a la génesis del término, fue mencionado por primera vez por Daniel Herman en el año 1996. Luego, en el 2004, Patrick McGinnis escribió un artículo sobre ello (Lamba, 2021). En este artículo, McGinnis relató la ansiedad que sentía al no estar incluido en los planes que sus amigos hacían y cómo la ausencia de su presencia le generó un miedo a perderse algo si no asistía a esos planes.

Sigue leyendo: ¿CÓMO APROVECHAR LA TEGNOLOGÍA COMO PSICÓLOGO?

Es importante destacar que en sus inicios, el FOMO no estaba relacionado directamente con las redes sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo, se empezó a asociar con ellas, dando lugar a numerosas investigaciones. De hecho, varios autores, como O’Connell (2020), sostienen que el FOMO se intensifica con el uso de las redes sociales debido a que fomenta una mayor comparación social.

En última instancia, las redes sociales nos permiten observar los planes que hacen los demás (incluso planes que nosotros mismos hemos hecho en el pasado) y compararnos con ellos, lo que genera esa sensación de ansiedad. En otras palabras, podríamos afirmar que las redes sociales nos brindan una “accesibilidad” para el FOMO, o incluso lo facilitan de alguna manera.

Además, también se ha comprobado que cuanto mayor es el uso de las redes sociales, mayor es el FOMO y que a mayor FOMO, mayor es el uso de las redes sociales. Esta es la razón por la que muchos autores sostienen que el FOMO puede llevar a un ciclo vicioso, en el que se retroalimenta a sí mismo.

Factores que contribuyen al desarrollo del FOMO

Según diversos investigadores, se ha encontrado que el FOMO, o el temor a perderse de algo, se genera a raíz de la necesidad de pertenencia y aceptación que poseemos los seres humanos. Esta es una característica inherente a nuestra especie, ya que desde tiempos antiguos, mantenernos en grupo y ser aceptados por este ha sido vital para nuestra supervivencia y bienestar. En la actualidad, aunque las circunstancias han cambiado, esta necesidad sigue presente y se manifiesta en diferentes formas. Una de estas manifestaciones es el FOMO. Además, el hecho de estar constantemente expuestos, a través de las redes sociales, a la vida (aparentemente) emocionante, llena de actividades y experiencias enriquecedoras de las demás personas, puede hacer que nuestra propia vida, con su rutina y momentos de tranquilidad, no nos parezca lo suficientemente emocionante o interesante. Esto puede generar un sentimiento de insatisfacción y la constante búsqueda de más experiencias, aunque no necesariamente sean necesarias o significativas para nosotros.

Causas más comunes del FOMO

  • Necesidad de pertenencia: es decir, la necesidad de ser aceptado por la sociedad.
  • Comparación constante con los demás: como hemos dicho, las redes sociales facilitan la comparación constante de nuestras vidas con las de los demás.
  • Gratificación inmediata e impulsividad: solemos tener la urgencia de participar en todo y si no lo hacemos nos puede generar ansiedad por no querer perdernos ninguna oportunidad.
  • Miedo a la exclusión: el pensar que no nos van a incluir en algún plan si rechazamos algo nos puede generar miedo y ansiedad y, por lo tanto, la urgencia y necesidad de participar en todo lo que nos proponen.
  • Presión social: el ver cómo es la vida de los demás nos puede llevar a la sensación de que nos estamos perdiendo alguna oportunidad crucial si no hacemos lo que se supone que tenemos que hacer.

Quizá te interese leer: TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Trastornos de personalidad: tipos, síntomas tratamiento 4 Min Read

Problemas para relacionarse, mal desempeño y comportamiento marcado, son algunos de las diferentes dificultades que llega a tener alguien con un trastorno de personalidad.

Este grupo de afectación mental tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que es muy diferente a lo habitual, afectando el desempeño en actividades sociales, laborales y escolares, entre otros contextos.

Los síntomas pueden variar dependiendo el tipo de trastorno que la persona tenga, pero generalmente, estas afectaciones involucran sentimientos, pensamientos y comportamientos anormales en la sociedad.

En dichas perturbaciones, sus comienzos son habitualmente en la adolescencia, generando problemas a lo largo de su vida.

Tipos trastornos de personalidad

Trastornos de personalidad antisocial

Tiene un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos de otros sin ningún remordimiento. La personas con esta afectación pueden quebrantar la ley, mentir, robar y/o pelear sin ningún remordimiento.

Trastornos de la personalidad por evitación

El individuo no puede dejar de pensar en sus propias limitaciones y establecen relaciones interpersonales con otras personas solo si creen que no serán rechazadas. La pérdida y el rechazo son tan dolorosos que estas personas prefieren estar solas antes que arriesgarse a tratar de conectarse con otros.

Trastornos límite de la personalidad

Las personas carecen de seguridad en cómo se ven a si mismas y en cómo son juzgadas por otros. Además, sus intereses y valores pueden cambiar rápidamente. También tienden a ver las situaciones en términos extremos, o todo es bueno o todo es malo. Sus puntos de vista sobre otras personas pueden cambiar rápidamente. Una persona que luce admirable un día puede lucir despreciativa al siguiente día. Estos sentimientos súbitamente cambiantes a menudo llevan a relaciones intensas e inestables.

Trastorno de la personalidad dependiente

Es un estado mental en el que las personas dependen demasiado de otros para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas. Es posible que se sientan muy alteradas por la separación y la pérdida de alguien.

Trastorno histórico de la personalidad dependiente

Esta alteración comienza al final de los años de la adolescencia o poco después de cumplir los 20 años. Es una afección mental por la cual las personas actúan de una manera muy emocional y dramática que atrae la atención hacia ellas.

Trastorno de la personalidad narcicista

Se trata de un desorden en que la persona es egocéntrica y solo se preocupa por ella misma; no tiene empatía por lo demás.

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo

La persona con esta afectación mental tiene como prioridad las reglas, el orden y el control. A menudo comienza en la niñez y tiende a darse en familias, así que los genes pueden estar involucrados.

Trastorno de la personalidad panaroica

El patrón dominante en esta alteración es la desconfianza y los recelos de los demás en forma prolongada. Como resultado, limitan su vida social de manera drástica. Con frecuencia sienten que están en peligro y buscan pruebas para apoyar sus sospechas.

Trastorno esquizoide de la personalidad dependiente

El individuo tiene un patrón vitalicio de indiferencia hacia los demás y de aislamiento social. Puede estar relacionado con la esquizofrenia y comparte con esta muchos de los mismos factores de riesgo. Este trastorno no es tan incapacitante como la esquizofrenia. No provoca la desconexión de la realidad (en la forma de alucinaciones o delirios) que ocurre en la esquizofrenia.

El tratamiento para estos trastornos dependerá del tipo; algunas personas llegan a buscar ayuda hasta que tienen un problema grave en su vida personal o en el trabajo, pues a veces consideran que es parte de ellos, hasta que pasa algo fuera de lo común.

Si tienes algún signo o síntoma de algún trastorno de la personalidad, consulta al médico o a otro profesional de atención primaria o especialista en salud mental. Los trastornos de la personalidad, si no se tratan, pueden provocar problemas considerables en tu vida que posiblemente empeoren si no recibes tratamiento.