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¿Porqué compramos compulsivamente?

Las compras juegan un papel de suma importancia en nuestra sociedad contemporánea. Nos encontramos constantemente rodeados de publicidad y estrategias de marketing ingeniosas que fomentan y alimentan una cultura de consumo. Las redes sociales, la popularidad creciente del comercio electrónico y la variedad de aplicaciones de compra disponibles, facilitan aún más este proceso, haciendo que las compras sean más accesibles y convenientes que nunca. Sin embargo, esta facilitación del proceso de compra puede tener un lado oscuro, ya que puede conducir a compras impulsivas o sin reflexión previa. Esto, a su vez, puede desencadenar un comportamiento de compra compulsiva.

En la entrada de hoy, nos adentraremos en profundidad en el tema de las compras compulsivas. Analizaremos en detalle qué son las compras compulsivas y exploraremos las razones subyacentes que pueden provocar este tipo de comportamiento. Además, abordaremos los trastornos que están vinculados con las compras compulsivas. Finalmente, discutiremos qué estrategias y técnicas se pueden implementar en terapia para manejar y controlar este comportamiento.

¿Qué son las compras compulsivas? ¿Por qué se producen las compras compulsivas?

Las compras compulsivas, también conocidas como oniomanía, son una actividad que, como lo sugiere su nombre, se realiza de manera compulsiva e impulsiva. Este comportamiento se caracteriza por la adquisición de productos sin una reflexión consciente y cuidadosa sobre si realmente se necesita el producto, sin tener en cuenta el presupuesto disponible, y sin analizar la utilidad real del producto. Las personas que se entregan a este comportamiento lo hacen porque el simple acto de comprar les proporciona una gratificación emocional inmediata y les da una sensación de alivio del estrés o la ansiedad.

Es importante destacar que la compra compulsiva no es simplemente un hábito de gasto excesivo, sino que es un problema serio que puede tener un impacto significativo en la vida de una persona.

Los aspectos más relevantes de la compra compulsiva, que ayudarán a entender este comportamiento en mayor profundidad, son los siguientes:

Búsqueda de gratificación inmediata.

La gratificación inmediata es un concepto que se define como el bienestar o la satisfacción que obtenemos de manera instantánea cuando realizamos una acción o adquirimos algo, sin tomar en consideración las posibles consecuencias que podría tener a largo plazo. Esta gratificación momentánea puede ser muy poderosa, a menudo superando nuestra capacidad para analizar y evaluar las posibles repercusiones futuras.

En el contexto del comportamiento de las compras compulsivas, este concepto toma una relevancia particular. El comprador compulsivo, impulsado por una emoción fuerte o un deseo momentáneo, adquiere algo de manera inmediata, persiguiendo la satisfacción instantánea que esta acción le proporciona. Sin embargo, durante este proceso, el comprador compulsivo no suele detenerse a analizar si realmente necesita el producto que está adquiriendo, ni si su situación financiera le permitirá cubrir el costo de este.

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Por lo tanto, la gratificación inmediata es un fenómeno que puede llevar a comportamientos impulsivos y a decisiones poco meditadas, particularmente en el ámbito de las compras compulsivas.

Evitación emocional.

La evitación emocional es un concepto psicológico que se refiere a la inclinación o tendencia que tenemos, como seres humanos, de evitar de manera activa y consciente todas aquellas emociones que consideramos desagradables o que nos producen malestar. Un ejemplo perfecto de esto puede ser la tristeza, una emoción que a menudo nos hace sentir incómodos y que, por lo tanto, intentamos evitar a toda costa. En este contexto, la compra compulsiva puede surgir como una estrategia de evitación emocional. Esto se debe a que comprar, especialmente de manera impulsiva o compulsiva, puede proporcionarnos una especie de gratificación inmediata.

Esta gratificación puede actuar como un bálsamo temporal para nuestras emociones negativas, permitiéndonos evitar, aunque sea por un corto periodo de tiempo, las emociones desagradables que estamos experimentando. Este fenómeno es precisamente lo que discutíamos en el apartado anterior.

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Presiones sociales.

Las presiones sociales ejercen un impacto significativo en las compras compulsivas, induciéndonos a adquirir productos sin una planificación previa ni un análisis pormenorizado de las posibles consecuencias. El constante acto de compararnos con los demás, el constante bombardeo de publicidad atractiva y manipuladora, y la necesidad intrínseca de pertenecer y encajar dentro de un grupo social determinado pueden impulsarnos a comprar de forma excesiva, incluso si no es necesario.

Por otro lado, en nuestra sociedad, a menudo se asocia la posesión de bienes materiales con el éxito y el estatus social. Tendemos a admirar y respetar más a aquellas personas que poseen objetos de lujo, como un coche de alta gama, una casa en una ubicación privilegiada, entre otros. Esta admiración puede llevarnos a comprar compulsivamente con el fin de replicar ese estatus y obtener el mismo nivel de respeto y admiración.

Relacionado con esto, García (2014) llevó a cabo un estudio en profundidad en el que concluyó que la compra compulsiva está intrínsecamente relacionada con la demostración de poder, la búsqueda de estímulos constantes y la necesidad de logro. En otras palabras, el acto de comprar compulsivamente podría ser una forma de manifestar ciertos valores y alcanzar metas personales.

En lo referido a cuántas personas padecen este problema, un estudio llevado a cabo en Galicia (España) estimó que el 7,1% de las personas padecen este problema. En este estudio también se concluyó que son las mujeres y las personas jóvenes las que tienen más tendencia a efectuar compra compulsiva (Otero-López y Villardefrancos, 2014). Otro estudio realizado en Bizkaia (García, 2014) manifestó que la prevalencia en esta provincia es del 5,27%. Ambos datos son alarmantes.

Trastornos relacionados con compras compulsivas

Las compras compulsivas pueden estar asociadas con diferentes trastornos. Además, pueden ser síntoma de otros. A continuación, mencionaremos los más importantes:

  • Trastorno de Compra Compulsiva (TCC). Tal y como mencionan Marcet et al. (2016) es un trastorno en el que existen impulsos de comprar. Estos impulsos son intrusivos e irresistibles para la persona que los padece. Todo ello causa un malestar significativo en la persona y, en muchas ocasiones, en la familia de la persona afectada. Por ejemplo, se pueden producir problemas graves de dinero. También se caracteriza por pasar mucho tiempo planificando las compras y por comprar cosas que no se necesitan.
  • Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Las personas que tienen TOC, a veces, tienen compulsiones relacionadas con las compras. En otras palabras, sienten la necesidad de comprar cosas como parte del ritual obsesivo.
  • Trastornos del estado de ánimo. A veces, la personas con depresión o ansiedad pueden recurrir a las compras como manera de gestionar los síntomas. Asimismo, las personas con trastorno bipolar pueden comprar compulsivamente durante los episodios maníacos.

Es importante mencionar también que las personas con TLP (trastorno límite de la personalidad) pueden usar las compras como manera de lidiar con las emociones. Además, la impulsividad es algo común en el TLP y en las compras. Otros estudios también han demostrado que las personas con trastorno por consumo de sustancias y personas con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) tienen más probabilidades de tener este trastorno.

La terapia psicológica en la gestión de las compras compulsivas

La terapia psicológica es fundamental en el tratamiento de este trastorno. Entre otras cosas, en la terapia se le enseñará al paciente a:

  • Identificar los desencadenantes. Es el primer paso para poder tratar y entender el problema, ya que cuando una persona sabe bajo qué condiciones se desencadena la compra puede poner en marcha estrategias para evitar la compra. Para ello, se realiza lo siguiente: observación y registro de lo que se ha comprado, identificación de bajo qué situaciones o lugar se desarrollan, identificación de los pensamientos irracionales asociados a ellas, etc.
  • Desarrollo de estrategias de afrontamiento y de control de impulsos. Teniendo en cuenta los desencadenantes y los pensamientos de cada persona, se desarrollan diferentes estrategias para poder poner en marcha. Algunas de ellas son las siguientes: control del dinero, presupuesto limitado, retraso de la gratificación, no usar tarjetas de crédito, ir a comprar con lista, no tener aplicaciones de compra disponibles en el teléfono móvil, etc.
  • Tratamiento de problemas subyacentes. Como hemos visto, la compra compulsiva está relacionada con la evitación emocional. Por ello, es importante analizar qué emociones se pretenden evitar para desarrollar estrategias que tengan como objetivo una correcta gestión de las mismas.

También es relevante aprender a gestionar la impulsividad, desarrollar el autocontrol, aprender técnicas de relajación y respiración, hacer una correcta reestructuración cognitiva, entre otras cosas.

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